miércoles, 24 de marzo de 2010

war cry - cherrie moraga

lo que quiero es

tierra

si no tierra, pueblo

si no pueblo, amante

si no amante, nino

si no nino

soledad

tranquilidad

muerte

tierra.

domingo, 21 de marzo de 2010

rosario castellanos tambien fue chicana

I am a wide patio, a great open house, a memory.
-Rosario Castellanos, “Consciousness”



La Nación Imaginada: Rosario Castellanos también fue Chicana


La identidad es una oda a la memoria. La construcción de la identidad es el resultado de una conciencia política. Sin embargo, la identidad nunca, jamás debe ser estática, sino que debe ser una travesía de múltiples conciencias y contradicciones. Este ensayo es una exploración de lo que significa declararse chicana, sin haber nacido en los Estados Unidos. Lo que significa ser chicana, sin tener la piel morena. Lo que significa ser chicana sin haber nacido mujer. Este ensayo intenta imaginar a la chicana como una nación inventada, proponer que una tijuanense también puede ser una chicana. Ser chicana, para mi es proponer nuevas maneras de serlo. No veo el porque una Rosario Castellanos, un Pedro Lemebel, una Chavela Vargas, un transvesti en Tijuana o en Barcelona o mi madre no puedan ser chicanas y quebrar con el modelo tradicional de lo chicano/a.

Lo esencial para entender la identidad chicana es el vinculo que esta tiene con el cuerpo, que ser chicana es algo visceral, proviene de la experiencia personal, de una resistencia politizada a causa de una situación real, lo chicana se lleva en la carne. Antes de proseguir con mi argumento, es necesario posicionarme, revelar porque escojo identificarme como una chicana en vez de mexicana o latina o mexico-americana. Para continuar tendría que explicar mi situación chicana, la manera en que encarno esta experiencia. Nací en Tijuana. Me crié en Nayarit. Migre a San Diego a los 7 anyos, y vivo entre Tijuana y San Diego desde entonces. Suena fácil decir que adopto la identidad chicana por el simple hecho de vivir y ser producto de la frontera entre Tijuana y San Diego, pero ser chicana, para mi, es mucho mas complejo que residir entre fronteras geográficas; ser chicana implica cierta metafísica y por ello no me encierra sino que me libera. A veces, y si así lo dispongo, también puedo ser mexicana, también puedo ser tijuanense, también puedo ser inmigrante y ser percibida como extranjera aunque no lo sea, especialmente en La Jolla, CA. Sin embargo, hago una decisión conciente de considerarme chicana porque su política me concede el derecho de autonombrarme, puedo ser chicana y no serlo al mismo tiempo. Ser chicana es estar libre de imposiciones; es una identidad centrada en una política de rebeldía. Mi modo de ser chicana sitúa mi experiencia con todas sus contradicciones y es por eso que siento que no me deja corta u incompleta.

Porque uso mi propia experiencia? En su ensayo Where in the Transnational World Are U.S. Women of Color, Sandra K. Soto habla de lo útil que es usar/adoptar el método-como-experiencia para el estudio de Borderlands/La Frontera, This Bridge Called My Back: Writings by Radical Women of Color. Las propias Cherrie Moraga y Gloria Anzaldua, autoras y editoras de estos textos, llaman a su influyente teoría chicana y feminista “colecciones de experiencia”. Moraga lo llama “teoría en la carne”, escribe: “Somos las de color en un movimiento feminista blanco. Somos las feministas entre la gente de nuestra cultura. Muchas veces somos las lesbianas entre los helero-sexuales. Hacemos puentes al nombrarnos a nosotras mismas y al contar nuestras historias con nuestras propias palabras (120-121)”. De esta manera, yo propongo que no es necesario llenar todo el “checklist” para considerarse una chicana. Ni siquiera tengo que ser lesbiana para simpatizar con esa lucha dentro del feminismo. Ser chicana no tiene porque ser un formulario rígido o el cumplimiento de ser de cierta raza, de cierta política chicanista, de cierta nacionalidad, de cierta conciencia ultra-revolucionaria que jamás le da “su espalda a su gente” ni al movimiento Chicano. Ser chicana se aparta del nacionalismo estático promulgado por el Movimiento Chicano cuya ultra-masculinidad impedía poder ser chicana/o y homosexual al mismo tiempo, chicana/o y feminista al mismo tiempo, es decir, tenias que escoger una identidad u la otra. Hay que entender que el ser chicana deriva de una situación en que las contradicciones se aceptan tal por cual, es decir, con toda naturalidad.

La Chicana como una Situación

El termino de identidad chicana nace de una situación histórica en los EEUU, del movimiento Chicano/a de los 60-70s, proviene de una situación socio-histórica de rebeldía y movimiento social. Sin embargo, este movimiento no respondió a las políticas de genero y sexualidad de las chicanas, las feministas tuvieron que quebrar con el movimiento Chicano/a que vinculaba el nacionalismo con una hiper-masculinidad justificado bajo el pretexto de que la lucha de raza y clase eran primordiales a la lucha de genero y sexualidad. Quien puede ser Chicana? Yo quiero interponer que es necesario quebrar con los conceptos tradicionales de la identidad chicana/o pues solo así es posible crecer. Es productivo imaginarse y creer en nuevas posibilidades de ser chicanas/os y que estas situaciones pueden ocurrir fuera del contexto en que nace la identidad Chicana/o.

Hay un epígrafe de Ricardo Bracho en el capitulo titulado “Queer Aztlan: the Re-formation of the Chicano Tribe” en The Last Generation de Cherrie Moraga que imagina a el cuerpo como la situación chicana, hace la pregunta: “How will our lands be free if our bodies aren’t? (145)”. En otra parte del libro Moraga escribe: “As a Chicana lesbian, I know that the struggle I share with all Chicanos and Indigenous peoples is truly one of sovereignty, the sovereign right to wholly inhabit oneself (cuerpo y alma) and one’s territory (pan y tierra). We can work to teach one another that our freedom as a people is mutually dependent and cannot be parceled out-class before race before sex before sexuality. A new Chicano nationalism calls for the integration of both the traditional and the revolutionary, the ancient and the comtemporary…I am clear about one thing: fear has not sustain us. Fear of action, fear of speaking, fear of women, fear of queers (173-174)”. Para Moraga como para Bracho, la chicanidad se lleva dentro del cuerpo. Para mi esto le da la libertad se salirse del contexto geográfico de EEUU-México o del contexto temporal del movimiento Chicano/a de los 70s.

Si la identidad chicana es una experiencia corporal, que no se limita a una localidad geográfica ni temporal, esto habré las posibilidades a cualquiera para definirse como una chicana. No es casual que feministas en Europa o en cualquier lugar del mundo zurdo se identifiquen con las teorías de Anzaldua. Un hombre gay puede ser chicana si así quiere llamarse. Basta con leer Manifiesto (hablo por mi diferencia) para comprender como es que Pedro Lemebel puede ser chicana. Este manifiesto entona un sentimiento de rechazo al fanatismo por la revolución y adopta una revolución personal que se aparte de nacionalismos convencionales. En su “Untitled Manifesto//1966” de Situation, Allan Kaprow sostiene: “Art and life are not simply commingled; the identity of each is uncertain. To pose these questions in the form of acts that are neither artlike nor lifelike while locating them in the framed context of the conventional showplace is to suggest that there are really no uncertainties at all (40)”. La metodología de crear una identidad propia se asemeja a la creación artistica y tal como esta, no debe de haber restricciones en la formación de una identidad sea cual sea.

La Chicana es fronteriza

La conciencia chicana deambula en las fronteras. Declararse chicana es residir en los márgenes, tal como lo explica Gloria Anzaldua en su grandioso texto Borderlands/La Frontera. La curandera cultural, Anzaldua imagina a la nueva mestiza, o sea a la chicana, como una residente no solo en las fronteras raciales, sexuales, de genero y de clase en EEUU sino que también reside en las fronteras imaginadas. Ser chicana es saberse bifurcada por todas estas divisiones, estar hecha de pedacitos que muchas veces se contradicen. En el capitulo 7 titulado “La Conciencia Mestiza: Towards a New Conciousness” Anzaldua propone que la nueva conciencia de la mujer chicana es una conciencia fronteriza, que nace de las luchas en las fronteras: “Porque yo/una mestiza/continuamente camino fuera de una cultura/y entro a otra/porque estoy en todas las culturas al mismo tiempo/alma entre dos mundos, tres, cuatro/me zumba la cabeza con lo contradictorio/estoy norteada por todas las voces que me hablan/simultáneamente (99).” La flexibilidad y la multiplicidad son la estructura de la identidad chicana, le proporcionan una geografía sin fronteras y una temporalidad infinita.

El termino chicana es una identidad flexible, múltiple, un amalgama de contradicciones que terminan remendándose en el cuerpo, ser chicana es la conciencia de saberse en una situación de resistencia, de armar a todos los pedacitos que hacen a una y de rechazar la idea de escoger una sola identidad estática. The Gloria Anzaldua Reader, editado por AnaLouise Keating, hay una cita de Gloria que explica esta dinámica: “You say my name is ambivalent? Think of me as Shiva, a many-armed-and-legged body with one foot on brown soil, one on white, one in straight society, one in the gay world, the man’s world, the women’s, one limb in the literary world, another in the working class, the socialist, and the occult worlds…Who, me, confused? Ambivalent? Not so, only your labels split me (2).” Las intersecciones de clase, raza, genero, religión/espiritualidad y sexualidad no solo se pueden contradecir sino que deben de hacerlo, ese choque es lo que da forma a la identidad chicana. La multiplicidad es una arma y no una carga de conciencia. Ser chicana es saber armar puentes de todas estas identidades sociales.

La (no)ciudadania de la Chicana

Ana Castillo empieza Massacre of the Dreamers, su tesis doctoral y texto canónico de teoría chicana con un capitulo titulado “A Countryless Woman”. Este detalle no me pasa por alto. Tampoco debe pasar desapercibido el hecho de que ninguna universidad en los EEUU acepto su tesis por quebrar con las normas ortodoxas y por ser una tesis que mezcla la critica cultural, las ciencias sociales y la literatura creativa; este detallito es bastante revelador. Porque empezaría Castillo declarándose una mujer sin país, sin patria, sin estado, sin nación? Castillo escribe: “I cannot say I am a citizen of the world as Virginia Wolf, speaking as an Anglo woman born to economic means, delcared herself; nor can I make the same claim to U.S. citizenship as Adrienne Rich does despite her universal feeling for humanity. As a mestiza born to the lower strata, I am treated at best, as a second class citizen, at worst, as a non-entity. I am commonly perceived as a foreigner everywhere I go, including in the U.S. and Mexico (21).” A la chicana no le queda mas remedio que inventarse un país y una ciudadanía. Ella es la residente invisible por excelencia.

Yo no soy ciudadana de EEUU, aunque resido en este país y tengo mas de 20 anyos de vida aquí. Aunque en papeles soy ciudadana de Mexico, jamas he participado en su politica nacional puesto que vivo la mayor parte de mi tiempo y vida en San Diego. A mi como a otras chicanas no nos queda de otra mas que inventarnos la nacion, imaginarnos residentes de un pais que no es ni EEUU ni Mexico, ni mucho menos solo el Southwest. Como toda construcción cultural, nuestro país es inventado. La gran Rosario Castellanos en su ensayo titulado “Language as an Instrument of Dominion”, dice: “We have to create another language, we have to find another starting point…(252)”. Las palabras de Castellanos me incitan a pensar en nuevas maneras de ser chicana y en la producción de un nuevo lenguaje chicano/a. Tal como lo dice Castellanos, tenemos que empezar de nuevo, en otros principios, inventarnos no sola la ciudadanía si no que también un nuevo lenguaje. En este aspecto puedo hablar de mi, decir lo maravilloso que es mi ciudadanía tijuanense y jugar con mis múltiples identidades, la chicana, o la mexicana, o la latina, o la india. Es como poseer una piel reversible que se adapta, una lengua que se bifurca, una cultura hibrida y sin fronteras.

martes, 16 de marzo de 2010

Confesiones a medianoche...

Manifesto:

Writing should be about confessions. Writing is therapeutic. It should leave you bare. Writing is a political act, one of defiance and liberation. Writing is my method of settling my contradictions. I write because in doing so I engage in conversation. Words are heavy artillery. Chicana writer Cherrie Moraga believes that the road to our future is the road to our past. I agree. Writing is and ode to memory. Writing is an act empowerment. Writing is an act of courage. Escribir es creer en la poesia, en la imaginación, en tus palabras, en el entendimiento, en la musica, en la lluvia, en la tierra, en el utero, en los corazones, en el pasado, en la potencialidad. Escribir es saberse vulnerable.


Confieso que escribo por que no me queda de otra. No tengo la gracia del baile. No pinto para nada bien. Mi voz es llorona. Pero el arte de escribir me sale del corazon, sin que yo pueda evitarlo.

Confieso que no hay peor insulto que el olvido.

Confieso que no puedo ser una inmigrante porque soy nativa; asi como tampoco puedo ser nativa precisamente porque soy una inmigrante; soy el dialogo entre estas dos partes de mi.

Confieso que a veces hablo conmigo misma, que tengo conversaciones largas e interminables con mi otra yo, sin que yo pueda evitarlo.

Confieso que para mi, llorar es la alegria mas pura, llorar es poesia, se saborea igual que la risa.

Confieso que solia acariciar a mi hijo y escuchar sus latidos cuando aun estaba dentro de mi y eso hacia que recordara mi propia infancia y empezaban a invadirme los recuerdos, en especial el de mi abuela que lo fue todo para mi.

Confieso que me encanta ser mujer aunque ser una feminista no es nada facil.

Confieso que mi madre y yo no tenemos la mejor relacion. Evitamos conocernos. Nos ahorramos palabras. 

Confieso que prefiero las flores amarillas, que soy una flojeraza de primera, y que no se ni como pienso terminar un doctorado puesto que soy una estudiante fatal.

Confieso que me enamoro demasiado facil, que tal vez ese sea mi mayor defecto, pues siempre termino desenamorada y escuchando los lamentos de lola beltran, y recordando a mi abuela Lucia y sus desamores.